MÁS ALLÁ DEL ENTENDIMIENTO
MÁS ALLÁ DEL ENTENDIMIENTO Me descalcé antes de entrar. En el umbral del Gran Palacio, el monje sonrió con un gesto amable hacia mis pies para agradecerme que en ese punto me hubiera quitado el calzado, era una deferencia de respeto que debía mantener hasta que concluyera la visita. Asentí con otra sonrisa y guardé mis zapatillas. Me acompañaba siempre una pequeña mochila donde llevaba la cámara, documentación, el cuaderno de notas y un par de planos de la ciudad junto con la guía Baedeker repleta de señalizadores. Aun en mi impronta de turista occidental trataba en todo momento de dignificar mi apariencia con rasgos y conductas de viajero en el fascinante país de las sonrisas. Cuando alcé la mirada observé las hojas abiertas de la puerta que daba acceso al recinto sagrado. La entrada al templo estaba flanqueada por dos figuras de
Emocionante lectura de un poema qué siempre me recuerda lo importante en la vida. Gracias, Juan!
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